8/24/2011

Homicidio moderno


Corría Marzo de 2010, Chile pasaba por momentos difíciles a causa de un devastador terremoto 8,8 en richter con epicentro en las cercanías de Concepción. Por esa fecha se realizaba también un cambio de mando histórico, el primer presidente de derecha asumía desde el retorno de la democracia. Era el primer presidente de derecha desde Alessandri Rodríguez por allá en los años sesenta. Al mismo tiempo que se producía el cambio de mando, simbólicamente acontecía una replica de aquel devastador terremoto, alcanzando un nivel cercano a los 7 grados richter, inquietando a todo el congreso, entre ellos varios presidentes latinoamericanos. Quizás esta replica estaría anunciando las dificultades que enfrentaría el actual gobierno, desnudando su inexperiencia y reivindicando el proverbio popular "otra cosa es con guitarra".

Piñera asume el gobierno con un claro discurso relacionado a "una nueva forma de gobernar" "el gobierno de los mejores" queriendo inyectar a su discurso una impronta técnica, alejada de los políticos y de la política. Su intención era clara, cuan Ibañez del campo con la escoba, Piñera instala la idea de barrer con los políticos para gobernar con una elite técnica, preparada, exitosa en el mundo privado, con sendos estudios postgrados en el extranjeros y coincidentemente todos miembros de un circulo específicio de colegios, familias y universidades (algo muy inusual en Chile...)

Hoy con el reciente cambio ministerial y la inclusión de personeros políticos facilmente reconocibles para la gente como lo es Longueira, Piñera termina por reconocer el fracaso de la nueva forma de gobernar, termina por caer preso de un discurso articulado a partir de la ignorancia de las lógicas que mueven al arte de gobernar. Lógicas muchas veces nutridas de aspectos que la racionalidad técnica no comprende ni jamás comprenderá, el fracaso de la modernidad se explica en parte por el obtuso intento de considerar válidas sólo respuestas construidas a partir de la tecnolatría, menospreciando y desvalorizando construcciones simbólicas alternativas, subyugándolas al discurso hegemónico de la ciencia dura.

Piñera y su gobierno no son más, ni menos, que víctimas de la modernidad. Aquellos románticos utópicos que profesan una fe ciega a la tecnolatría, individuos inconcientes de su condición animal e ignorantes de las fuerzas que mueven realmente las conductas y preferencias humanas. Individuos cuyas explicaciones y horizontes se ven constantemente limitados por lo que ofrecen modelos pre-establecidos y pre-fabricados. Individuos racionalmente irracionales sin una capacidad de comprensión holística, funcionales al mercado, atrofiados por el Estado.

No hay comentarios.: